Hacia 1232, en la alcazaba de Caravaca de la Cruz (Murcia)
se revela la famosa cruz de ese nombre como un símbolo de poder y protección en
mitad de las campañas bélicas entre cristianos y musulmanes en la península
Ibérica.
En 1934, la cruz de Caravaca desaparece, presuntamente
robada, de su caja en el santuario de la villa murciana.
Setenta y cinco años después, el investigador Bruno
Dampierre se embarca en Valencia en un crucero con escalas en la Costa Azul, la
Toscana, Roma y Menorca. Le han encomendado la misión de recuperar un precioso
relicario en forma de cruz patriarcal de doble travesaño que contenía uno de
los fragmentos del lignum crucis o madero en el que Jesús fue crucificado. Sin
embargo, además de la iglesia católica, otras fuerzas se han conjurado para
hacerse con la pieza, un símbolo de poder y protección venerado en los cinco
continentes. La travesía se convertirá en una peligrosa y trepidante aventura
donde la ilusión del amor y la amistad serán puestas a prueba en un descenso a
los infiernos sembrado de peligros.
Describiendo un arco de singular circularidad, tras recorrer
el Mediterráneo occidental y con él siglos de historia con la trayectoria de la
venerada cruz, la novela acaba donde empieza: en la ciudad de Caravaca.