Ocho millones de dioses
David B. Gil
SUMA, 2019
616 págs.
Serie: autoconclusivo
Sinopsis
Un hombre de fe obligado a desentrañar los más terribles crímenes, un joven samurái erigido en su protector, un viaje a través de un país castigado por siglos de guerra.
Toledo, 1579. El padre Martín Ayala recibe la inesperada encomienda de regresar a Japón -el país donde se formó como sacerdote y misionero- diez años después de ser apartado de la misión por su relación ilícita con una joven japonesa. Alguien está asesinando con ritual crueldad a los padres cristianos en dichas costas. Ayala, considerado el máximo conocedor del idioma y las costumbres niponas en el seno de la Iglesia, deberá desentrañar las razones que se ocultan tras estas muertes.
Japón, año 7 de la Era Tenshô. Kudô Kenjirô, hijo de un samurái rural, es elegido para una ingrata labor: proteger a un extranjero llegado con la intención de investigar unos crímenes inciertos. Kenjirô pronto descubrirá que fuerzas extrañas conspiran para que el visitante no lleve a buen puerto sus pesquisas. Juntos recorrerán un Japón devastado por la guerra y emponzoñado por las conspiraciones. A medida que el jesuita se reencuentra con su pasado, el curso de la investigación se desvelará fundamental no solo para la pervivencia de la cristiandad, sino para el propio futuro del país.
Opinión
Tenía muchas ganas de leer a David B. Gil, he leído
estupendas críticas de muy diferentes personas y quería adentrarme por fin en
una de sus historias; por fin lo he hecho, Ocho millones de dioses.
El padre Martín Ayala es enviado a Japón para descubrir
quién está detrás de los siniestros asesinatos de varios jesuitas asentados allí. Ayala
estuvo viviendo muchos años allí, conoce perfectamente las costumbres y el
idioma y es la persona ideal para intervenir e investigar en aquellas lejanas tierras. Kudō Kenjirō
es un goshi, un samurai que se dedica a labores de campo, que sólo aspira a trabajar el campo y estar con su familia, pero su señor y su padre
le han elegido como guardaespaldas de Ayala por tierras niponas para evitar que le pase nada malo. Juntos recorrerán
los caminos nipones, algunos muy peligrosos, para desentrañar las
circunstancias que están ocurriendo en Japón con los cristianos. Pero este
viaje no lo harán solos, porque a escondidas de estos, les sigue otra
persona, otro samurai, Igarashi, con un objetivo a cumplir impuesto por su señor: espiar y descubrir qué es lo que saben Ayala
y Kenjirō.
Ayala tiene una labor muy
importante, descubrir quién está matando a sus compañeros jesuitas, pero además
de esta aventura, se tiene que adentrar en su propio debate interno: la desilusión, la pena, la aflicción en sí mismo por un pasado que todavía tiene muy presente: una mujer llamada Junko hizo que tuviera que partir de ese país; no sabe dónde está ni si vive, y esa angustia y dolor todavía le rompe por dentro. Una lucha
interna que se mezclará con la lucha por sobrevivir en un sinfín de
adversidades que Kejirō y él tendrán que lidiar para seguir con vida. Kenjirō
por su parte tiene otra lucha interna que deberá aplacar durante el viaje
que empieza. Y es que Kudō comienza el viaje siendo un joven sin mundo; no ha salido de su aldea, pero es un chico fuerte, con una mano de hierro que se vuelve defensor a ultranza de Ayala. Veremos su crecimiento personal que terminará con una determinación y orgullo de sí mismo y se convertirá en un auténtico y excelente samurai.
Los dos juntos recorren los caminos que les unirán de forma perenne, muy fuertemente casi hasta la muerte, y hará que nazca una amistad verdadera a pesar de las diferencias que les separan como son la religión, los dioses o los valores tan distanciados que cada uno veneran. El autor consigue con dos personajes opuestos transmitir al lector la pasión que cada uno otorga a la vida y a su trabajo, la templanza ante las adversidades o el miedo, el valor ante las injusticias, el saber perdonar y perdonarse a uno mismo, y ante todo destaca la amistad entre dos figuras que se respetan y se admiran mutuamente donde finalmente nace un sincero amor paterno-filial que dejará huella en el lector.
Hay otro personaje protagonista, Igarashi que tiene también un peso importante en la historia. Es un espía que también lleva un lastre enorme y muy pesado a su espalda: un pasado lleno de traiciones a su propia familia que todavía carga en su presente ya que tendrá que hacer cosas que quizás no esté orgulloso de ello para salvar a su pueblo. Esto hará al personaje mucho más interesante, más oscuro, más siniestro, pero a la vez desata un cariño particular, supongo que ayuda que ese dolor e inquina que irradia sobre sí mismo transmite algo más profundo, aun así el lector tendrá que ir descubriendo la verdadera naturaleza de este personaje de mil caras y no sabremos si su maldad es auténtica o sólo una careta más.
Además de estos tres personajes, hay muchos personajes secundarios que son tan importantes para los protagonistas como para la propia historia: todos los personajes están muy bien perfilados, dibujados con mimo y con lujo de detalles, ciertamente contraen algunos claros y muchas sombras a lo largo del relato para formar una historia aún más completa y sugestiva donde se ve claramente una clara evolución y consiguen despertar en el lector esa necesidad de saber más de ellos y querer continuar con su historia. Queda claro, entonces, que aparte de crear historias, este autor crea unos personajes dignos de admiración por todo su tesón, su forma de transmitir los mensajes y porque sabes que hay un excelente trabajo detrás de ellos llenos de documentación, de perfilado minucioso y todo ello hace que la novela sea leída con gusto, disfrutada al máximo y con pena de terminarla.
Los dos juntos recorren los caminos que les unirán de forma perenne, muy fuertemente casi hasta la muerte, y hará que nazca una amistad verdadera a pesar de las diferencias que les separan como son la religión, los dioses o los valores tan distanciados que cada uno veneran. El autor consigue con dos personajes opuestos transmitir al lector la pasión que cada uno otorga a la vida y a su trabajo, la templanza ante las adversidades o el miedo, el valor ante las injusticias, el saber perdonar y perdonarse a uno mismo, y ante todo destaca la amistad entre dos figuras que se respetan y se admiran mutuamente donde finalmente nace un sincero amor paterno-filial que dejará huella en el lector.
Hay otro personaje protagonista, Igarashi que tiene también un peso importante en la historia. Es un espía que también lleva un lastre enorme y muy pesado a su espalda: un pasado lleno de traiciones a su propia familia que todavía carga en su presente ya que tendrá que hacer cosas que quizás no esté orgulloso de ello para salvar a su pueblo. Esto hará al personaje mucho más interesante, más oscuro, más siniestro, pero a la vez desata un cariño particular, supongo que ayuda que ese dolor e inquina que irradia sobre sí mismo transmite algo más profundo, aun así el lector tendrá que ir descubriendo la verdadera naturaleza de este personaje de mil caras y no sabremos si su maldad es auténtica o sólo una careta más.
Además de estos tres personajes, hay muchos personajes secundarios que son tan importantes para los protagonistas como para la propia historia: todos los personajes están muy bien perfilados, dibujados con mimo y con lujo de detalles, ciertamente contraen algunos claros y muchas sombras a lo largo del relato para formar una historia aún más completa y sugestiva donde se ve claramente una clara evolución y consiguen despertar en el lector esa necesidad de saber más de ellos y querer continuar con su historia. Queda claro, entonces, que aparte de crear historias, este autor crea unos personajes dignos de admiración por todo su tesón, su forma de transmitir los mensajes y porque sabes que hay un excelente trabajo detrás de ellos llenos de documentación, de perfilado minucioso y todo ello hace que la novela sea leída con gusto, disfrutada al máximo y con pena de terminarla.
Me ha gustado muchísimo esa mezcla de novela histórica, de intriga, de aventuras y thriller negro. Me ha encantado como el autor construye un intensísimo
relato donde la ambientación es otra de las claves del éxito que le auguro a la novela: es una auténtica maravilla. La prosa del autor es exquisita, deleitándonos con unas descripciones tan visuales y tan auténticas que parece que estemos allí mismo: paseos interminables descubriendo el Japón del siglo XVI tan distinto y tan parecido al de ahora con sus amables tratos; el uso de las palabras japonesas utilizadas y su significado; describe ciertas tradiciones antiguas, sus costumbres, los pueblos y su arquitectura, la vestimenta, los olores... pero también tenemos muchas aventuras y desventuras, una investigación criminal, mucha intriga y diferentes tramas: batallas entre cristianos y bonzos, traiciones y deslealtades indeseables, conspiraciones por el poder, pero sobre todo descubrimos cómo eran las gentes del lugar, como cada uno luchaba por lo que creían su verdad, y como nace entre seres de diferente naturaleza relaciones de verdadera amistad: occidente y oriente unidos, por fin, en paz.
David B. Gil ha creado una historia excepcional y muy especial, tan mágica que no quieres que acabe nunca. He tenido el gusto de leerla lenta, sin prisas, disfrutando con cada palabra, cada descripción, cada escena. He disfrutado de la prosa y de los personajes, porque esta novela es una novela de grandes e inolvidables personajes donde sus historias se ven entrelazadas por el destino convirtiéndolos en pequeños héroes. Me encanta que la historia tenga de todo (conspiraciones, secretos, mentiras, traiciones, deslealtades, amor, amistad, batallas, muertes, historia, poder, religión, dinero...) y todo quede tan bien encajado donde nada chirría y donde todo tiene un porqué; todo esto está dentro de un contexto histórico real con muchísimos personajes reales donde la historia de Ayala y Kenjirō es una más. Y es que es una historia muy entretenida, apasionante y muy ambiciosa: abarca muchos temas con la tensión necesaria en cada momento para que el lector quede atrapado en sus páginas. La novela es un fiel retrato del Japón del siglo XVI, que se debate en guerra por sus territorios, por su gobierno, y sobre todo, por la lucha entre religiones y de poderes. Me ha dejado alucinada la capacidad del autor de recrear todo y... ¡es que lo hace de forma magistral! Espero que no sea la última vez que lea sobre Ayala y Kenjirō, y estoy segura que muy pronto repetiré con sus anteriores libros y que recomendaré al autor desde este mismo momento.
David B. Gil ha creado una historia excepcional y muy especial, tan mágica que no quieres que acabe nunca. He tenido el gusto de leerla lenta, sin prisas, disfrutando con cada palabra, cada descripción, cada escena. He disfrutado de la prosa y de los personajes, porque esta novela es una novela de grandes e inolvidables personajes donde sus historias se ven entrelazadas por el destino convirtiéndolos en pequeños héroes. Me encanta que la historia tenga de todo (conspiraciones, secretos, mentiras, traiciones, deslealtades, amor, amistad, batallas, muertes, historia, poder, religión, dinero...) y todo quede tan bien encajado donde nada chirría y donde todo tiene un porqué; todo esto está dentro de un contexto histórico real con muchísimos personajes reales donde la historia de Ayala y Kenjirō es una más. Y es que es una historia muy entretenida, apasionante y muy ambiciosa: abarca muchos temas con la tensión necesaria en cada momento para que el lector quede atrapado en sus páginas. La novela es un fiel retrato del Japón del siglo XVI, que se debate en guerra por sus territorios, por su gobierno, y sobre todo, por la lucha entre religiones y de poderes. Me ha dejado alucinada la capacidad del autor de recrear todo y... ¡es que lo hace de forma magistral! Espero que no sea la última vez que lea sobre
No he leído nada del autor y no me importaría hacerlo, pero que esté ambientada en Japón me echa un poco para atrás, aunque me gusta lo que cuentas, así que no sé que haré..
ResponderEliminarBesos
Arriesgada combinación de géneros literarios que sin embargo veo que ha salido muy bien 🙂 no me lo pienso, la anoto.
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Se nota que has disfrutado muchísimo con esta novela. Me has dejado con muchas ganas de leerla.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me alegro que te haya gustado pero por ahora lo voy a dejar pasar que no me termina de llamar la atencion.
ResponderEliminarSaludos
No la conocía pero tiene muy buena pinta. Me la anoto.
ResponderEliminarUn beso!!
La terminé la semana pasada y me entusiasmó, igual que a ti. Destaco lo mismo que tú apuntas, esa narración tan envolvente y los personajes tan extraordinarios. Deseando leer más del autor. Besos.
ResponderEliminarQué bien habláis de este autor. Yo es que tengo todavía el anterior en la estantería sin leer, pero como me gusta este va detrás sin dudarlo :)
ResponderEliminar¡Besote!
Veo que esta nueva novela de David B. Gil está gustando mucho. Seguro que más temprano que tarde me acabo haciendo con ella. Besos.
ResponderEliminar´Buenos días:
ResponderEliminarLo tengo superapuntado, me apetece un montón leerlo :)
Gracias por recordármelo!! A ver si cumplo mis promesas lectoras, pues soy un desastre!!
No he leído nada del autor, pero me has dejado la miel en los labios, lo leeré. Gracias por tan buena reseña.
ResponderEliminarBesos
Pilar Santamaría
No conocía la novela ni el autor, pero la lectura de tu estupenda reseña me ha dejado unas ganas inmensas de salir corriendo a una librería. Me lo apunto.
ResponderEliminarGracias.
Un libro bien escrito y perfectamente documentado. El autor realiza un alarde de conocimientos sobre Japón que resulta extraordinario. La trama se desarrolla bien y la acción discurre con normalidad, con algunos intermedios temporales necesarios. Quizá otros estén fuera de contexto a mi modesto entender. Una obra que se lee bien y rápidamente a pesar de su extensión. Si hay que poner algún reparo, y siempre desde la crítica constructiva, entiendo que el personaje principal bebe de muchos estereotipos y no tiene una personalidad demasiado definida. Por otro lado, los crímenes que sirven de hilo conductor quedan resueltos parcialmente y de modo algo inconsistente. Quizá el autor pensó que el baño de cultura japonesa merecía mayor atención que los crímenes en sí. Un saludo.
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