Estación Once
Emily St. John Mandel
Ed. Kailas
344 págs.
Un inesperado virus mortal acaba con la humanidad tal y como la conocemos: ya no quedan trenes que unan los lugares, ni internet que nos permita conocer el mundo, ni siquiera ciudades en las que vivir, solo quedan asentamientos hostiles al visitante ocasional.
En este desolador panorama un pequeño grupo de actores y músicos tienen una iniciativa sorprendente: crear la Sinfonía Viajera, con el fin de mantener vivo un resquicio de humanidad. Pero en este libro nada es fácil y pronto este rescoldo de civilización también se verá amenazado por un violento profeta.
Esta novela va más allá de su argumento y escritura, originales y ambiciosos: nos sumerge en un mundo distinto y nos obliga a reflexionar sobre el presente, sobre lo que tenemos y qué valor le damos. En definitiva, un homenaje inteligente y sobrio a los pequeños placeres de la vida. Un libro difícil de dejar y, más aún, de olvidar.
Conocí por casualidad el libro que hoy reseño. No os puedo
decir que fue lo que me atrajo más, pero sé que no pude resistirme mucho:
Estación once.
Estamos ante una novela distópica post-apocalíptica
diferente que abarca muchos más géneros. Un libro lleno de mensajes, de
esperanzas y de arte. Un libro que habla sobre las relaciones entre diferentes
personas que se llegan a conocer y entre las que no se llegan a conocer jamás. Destaca
un mundo diferente que anhela lo que una vez perdimos y no pudimos o no
quisimos cuidar.
La trama rodea al personaje principal de la novela: el actor
Arthur Leander. Este muere justo antes del comienzo de la pandemia que arrasará
el mundo completamente en apenas unos meses: solo quedarán los más fuertes y
los que sobrevivan al virus. Tras este acontecimiento viviremos de una forma
algo caleidoscópica, sin un orden apenas aparente (pero que en verdad tiene una
estructura magnífica, muy misteriosa y absorbente) donde vamos tejiendo el
antes, el hoy y el después de varios personajes que rodearán de una forma u
otra a Arthur. Entre estos está otra de las personas más importantes dentro de
la historia, Kirsten, una niña que actuaba junto a Arthur en la obra donde éste
murió; años después la conoceremos en su nueva vida actuando en la Sinfonía
Viajera: un grupo de personas que se reúnen para intentar llevar la magia y el
arte, sobretodo, de Shakespeare a la gente que ha sobrevivido a esta
catástrofe.
En realidad, el título de Estación Once es un juego entre la
realidad y la ficción. El autor junto con esta trama ha metido una subhistoria
contada en un cómic. Ésta juega con la realidad en la que viven los
supervivientes, haciendo reflexionar a los propios personajes como a los
lectores. No es una distopía al uso: no juega al pesimismo, y no se recrea en
ello; de hecho, hay mucha esperanza, ilusión, optimismo por superarse, convivir
(aunque siempre habrá alguien que se crea el profeta-ser superior que intentará
desestabilizar a la gente) y poder volver a lo que se perdió y tanto se anhela después
de darse cuenta que lo que teníamos era valiosamente importante. Intenta enseñarnos
lo deshumanizados que podemos llegar a ser, y, al menos para mí, intenta dar un
mensaje de relevancia ante la mínima cosa que poseemos ahora y que no valoramos
por tenerla tan fácilmente.
Admito que me ha sorprendido gratamente. Es una novela
diferente a las distopías que suelo leer. Es una novela perfectamente de
adultos que de una forma muy sutil, original, aguda y que generosamente nos regala
las posibles consecuencias de una apocalipsis: lo que podemos perder y lo que podría llegar a ser ese futuro, difícil, pero
siempre llevado con positivismo. Nos enseña la importancia de las pequeñas cosas, del
arte, de las relaciones y del azar y las casualidades. He disfrutado mucho con
su forma de estructurar. Tenía el misterio y la tensión constante de querer
saber más, el porqué de ciertas cosas y averiguar qué pasaba al final. A pesar
de que el final me ha gustado, queda un pequeño agujero abierto por el cual, no
sé, puedo intuir una segunda parte, la cual no me importaría leer y seguir los
pasos a todos estos protagonistas.
En conclusión, Estación Once es una novela distópica diferente en la que tras un acontecimiento el mundo se desmoronará. De una forma estructural algo alocada observaremos el antes y el después de los personajes y como un puzzle iremos encajando todo pasito a pasito. Una obra magistral que muestra el mundo tal y cómo es y cómo puede llegar a ser. Una novela absorbente, inquietante y verdaderamente asombrosa que nos hará reflexionar sobre nuestro modo de vida.
Gracias a la editorial por el ejemplar
Ahora mismo no me apetece este género.
ResponderEliminarLa verdad es que no me llama demasiado el tema de las distopías.
ResponderEliminarUn beso
Suena muy bien. No es un género que frecuente a menudo pero no me importaría leer esta novela.
ResponderEliminarbesos
Desde que he leído la reseña en el blog de Planeta Eris, lo tengo apuntadísimo en mi lista. Un beso :)
ResponderEliminarY no lo dejes pasar porque estoy segura de que te va a encantar. Por desgracia es un género que mucha gente aparta sin darle una oportunidad y este justamente es diferente. Muchas gracias por la mención. Un besazo!
EliminarLas casualidades existen :)
ResponderEliminarA mí me lo recomendó una buena amiga :)
Me alegro que te haya gustado.
A este le tengo bastantes ganas, a ver si me hago con él.
ResponderEliminarUn beso :)
Lo vi ayer reseñado en otro blog y me lo apunté de cabeza =)
ResponderEliminarBesotes
No termina de convencerme en esta ocasión.
ResponderEliminarBesos.
Es un libro que ni conocía, ni me sonaba
ResponderEliminarpero pinta bastante bien.. apunto la reseña y a ver cuando me animo
un beesito
No es un género que en principio me atraiga mucho pero la verdad es que las distopías que he leído me han gustado. Así que no sé qué haré
ResponderEliminarBesos
Huola!!!
ResponderEliminarPues no es el estilo de libro para mí. Igual me pongo y me gustaría, pero no me atrae del todo.
Besitos.
No me termina de convencer el libro y que deje una puerta abierta a una posible segunda parte me echa todavia mas para atras.
ResponderEliminarSaludos